lunes, 27 de septiembre de 2010

El valor de las personas…




Cada persona que pasa por tu camino deja huella en tu vida, deja una lección de vida, aunque quizá sólo haya pasado por un instante, unas horas, unos meses, unos años, te deja una lección. No importa el tiempo que duró en tu mundo, sino las grandes cosas que deja a su paso. Quizá algunas dejan dolor, pero tras de él hay una enseñanza, que te hace crecer, aprender quizá a no confiar tanto, a que nada dura para siempre, a no entregarte en un instante, a que los amigos son escasos, a que no duran para siempre, a que los amores no son como los cuentos de hadas, o que éste sólo es una utopía… Quizá otras dejaron buen sabor y es gracias a ellas que sigues en este guerra llamada vida, es gracias a ellas que conoces la alegría, que sueñas, que tienes fe… Cada ser humano que llega hasta ti tiene un valor único, cada una debía dejarte algo y cada una debías dar algo, no hay que arrepentirse de las personas que conoces, no hay que odiar, al final ellas son sólo el medio para un fin.

Ángel para un final

Cuentan que cuando un silencio
aparecía entre dos,
era que pasaba un ángel
que les robaba la voz.
Y hubo tal silencio el día
que nos tocaba olvidar
que, de tal suerte,
yo todavía
no terminé de callar.

Todo empezó en la sorpresa,
en un encuentro casual,
pero la noche es traviesa
cuando se teje el azar.
Sin querer se hace una ofrenda
que pacta con el dolor
o pasa un ángel,
se hace leyenda
y se convierte en amor.

Ahora comprendo
cuál era el ángel
que entre nosotros pasó.
Era el más terrible,
el implacable,
el más feroz.

Ahora comprendo en total
este silencio mortal.
Ángel que pasa,
besa y te abraza,
ángel para un final.

(Silvio Rofriguez)